domingo, 29 de agosto de 2010

Gulliver y los Monstruos de la razón

Un billón doscientos treinta y cuatro millones cincuenta y ocho mil novecientos treinta y cinco monstruos desfilan por mi nuca. El reloj muerde mis pies. Un billón doscientos treinta y cuatro millones cincuenta y ocho mil novecientos treinta y seis monstruos desfilan por mi espalda.Sacuden mi cabeza,la hinchan por dentro de fobia y de puro nervio. Un billón doscientos treinta y cuatro millones cincuenta y ocho mil novecientos treinta y siete...dicen que te quiero y que ya no lo siento. Un billón doscientos treinta y cuatro millones cincuenta y ocho mil novecientos treinta y ocho...que me olvido y que por eso, no puedo dormir.Un billón doscientos treinta y cuatro millones cincuenta y ocho mil novecientos treinta y nueve monstruos desfilan, ruidosos, cargados de recuerdos, empapados, mojados en sabanas bordadas de retazos infinitos, circunscritos en el firmamento, de tu alma a mi cuerpo. Anclada, fijada, varada, tocada y hundida. ¡Marco-Polo!- grité ¿Dónde está(s) mi amor? y soñé lentamente el amanecer en mis manos...


Ilustración realizada por mí en una noche de insomnio.


domingo, 15 de agosto de 2010

Indigestión y Neurastenia

El zumbido del silencio se hace histérico. No encuentro N A D A entre mi almohada y mi cabeza. Sólo mi tristeza hundida, ahogada, asfixiada, acabada, anestesiada, calmada, ungida de dolor, olor a sal . Sabor de albor a tu espalda infinita, aurora boreal lunática de constelaciones que inventé y soñé. No buscaré, no te encontraré, porque ni tú ni yo, ni tú ni nadie, porque fingiremos de nuevo, jugaremos al olvido…Y volveremos a creer, a sonreír, a mentir, a vivir y a existir. Mientras, el señor de las moscas paseará su triste sombrero por los reinos de gris asfalto-cemento. Dicen que vomita mediocridad y autocompasión, dicen que me parezco a él, que sueño con la ingravidez y con la muerte inerte, que siempre vuelo en picado, cayéndome de costado. Y cuando ya no quede nada, no habrá mentiras. Y cuando ya no quede nada, no habrá verdades. Y cuando ya no quede nada…
De lo que pudo y no pudo ser. Ni tú ni yo, ni tú ni nadie.
Sombras y fantasmas. Molinos y gigantes.

Sola(mente).

Y volveremos a creer, a sonreír, a mentir, a vivir y a existir.
Y volveremos a creer, a sonreír, a mentir, a vivir y a existir.
Y volveremos a creer, a sonreír, a mentir, a vivir y a existir.

Y volveremos...


Fotografía de Thom Yorke (Radiohead)


domingo, 8 de agosto de 2010

Epifenómeno: Muecas y cicatrices

Y poco a poco fuiste introduciéndote en mi pequeño mundo como un parásito condescendiente. Se paró el reloj que contaba las horas y los kilómetros que nos hicieron cambiar de rumbo. Canté una y otra vez canciones sin letra y mitigué la pena con sonrisas enfermizas, carcajadas de hiena que rebotaban en las paredes de nuestro mundo, carrusel de etilismos y onirismos, consumidos y vomitados.
Redibujando el horizonte con pulso nervioso, borré las huellas de mi vida y empecé a caminar sorteando mentiras infestadas de parásitos carnívoros devoradores de esperanzas reconcomidas por el ocaso del mañana moribundo.
Iba a sonreír, lo juro.
En cualquier momento. ¡Iba a sonreír! –me dije.