Si no me dejáis ser un hombre, seré como un animal indómito, un monstruo salvaje de sal y arena, perdido en la mar , en una isla desierta. Su eco es de coral golpeando el viento, afilando sus garras de acero y plata, un lobo inoxidable y eterno, galopando, ululando entre abismos de figuras doradas.
Rayos de sol en mi mente convaleciente, valiente. Caballitos de mar buceando, gritando al unisono que jamás volveré...
Jamás.